Todos los días, cuando te acercas a saludarme, no sé si mirarte o evitarte, si tratar de leer las señales y averiguar la verdad, o ignorarla.
A veces espero que tropieces y te delates, para así no tener que fingir más, no tener que mantener todo tras el disfraz del silencio.
Algunas tardes me quedo de pie en la entrada de tu habitación, tratando de distinguir los rótulos de las cajas, las pistas bajo el desorden y la suciedad. Y entonces deseo con toda mi alma no haberte elegido, haber decidido mejor hace tantos años, cuando tuve la oportunidad.
A veces espero que tropieces y te delates, para así no tener que fingir más, no tener que mantener todo tras el disfraz del silencio.
Algunas tardes me quedo de pie en la entrada de tu habitación, tratando de distinguir los rótulos de las cajas, las pistas bajo el desorden y la suciedad. Y entonces deseo con toda mi alma no haberte elegido, haber decidido mejor hace tantos años, cuando tuve la oportunidad.
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