jueves, 15 de diciembre de 2011

Reclamo

Solíamos hablar horas y horas. Los silencios incómodos no tenían mucho que ver con nosotras, porque de  alguna manera siempre había algo que decir, y los escasos silencios podían llenarse perfectamente con cosas que no resultaban nada incómodas. No sé cómo, pero siempre fue fácil estar junto a ti; incluso cuando aún no te conocía mucho, prefería estar a tu lado y sonreírte a inventar una conversación con los demás.

El tiempo mata muchas cosas, y en nuestro caso, ya sabemos lo que mató. Así es la vida, ni siquiera nos da mucho derecho a quejarnos.
Ahora, nuestra conversación apenas dura unos cinco minutos de hostilidad.

Apenas.

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