Arrancó la hoja una vez más. La dobló y la rompió enérgicamente en cuatro partes. Volvió a poner otra en la máquina de escribir. Intentó comenzar la frase de otra manera.
Fue inútil.
"Te quiero", tecleó al final, antes de rendirse.
Fue inútil.
"Te quiero", tecleó al final, antes de rendirse.
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